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Eclipse solar fenómeno bonito y peligroso
Eclipses solar: Fenómeno bonito y peligroso
NOTA DE PRENSA
El Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas alerta de posibles daños oculares por el próximo eclipse de sol.
Juan Carlos Martínez Moral: “Lo mejor es acudir a un establecimiento sanitario de óptica y que el óptico-optometrista, como profesional encargado de la atención primaria de la Salud Visual, sea el que aconseje a cada paciente la mejor solución para ver el eclipse”
El 20 de marzo llegamos al final del invierno en el Hemisferio Norte y lo hacemos con un fenómeno astronómico: un eclipse de Sol que será visible parcialmente desde España; es decir la Luna sólo cubrirá una parte del Sol. En el punto máximo del eclipse, podremos ver el 76% de la superficie solar oscurecida desde La Coruña, el 67% desde Madrid y el 46% desde Canarias. Sin
embargo, este mismo eclipse se verá como total, con el disco solar ocultado complemente por el de la Luna, desde las islas Feroe y las islas Svalbard. En España, el eclipse comenzará a las 9,05 horas, alcanzará su máximo apogeo a las 10,08 y finalizará a las 11,20 horas. En Canarias, el eclipse comenzará antes, a las
7.45 en hora local, alcanzará su máximo a las 8.39 y finalizará a las 9.38 horas.
Observar el Sol siempre conlleva serios riesgos, pues su gran luminosidad y la radiación ultravioleta (UV) que genera puede dañar los ojos de forma grave en la retina si no ponemos los recursos adecuados. Como regla general, nunca debemos observar el Sol directamente: ni a simple vista, ni con gafas de sol, ni con ningún instrumento, ni con ningún filtro solar que no esté destinado a ese fin. Según Juan Carlos Martínez Moral, presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, “El peligro llega cuando observamos un eclipse, ya que el Sol oculto no nos molesta. Así, es posible mirar el fenómeno durante minutos sin sentir molestias, unos minutos en los que la retina va poco a poco alterándose. Unas horas después se empezará a notar el daño irreparable, pero entonces será demasiado tarde. Sólo debemos mirar al Sol directamente si disponemos de un filtro homologado o de las denominadas
“gafas de eclipse” que deben estar homologadas por la comunidad Europea para la observación solar (índice de opacidad 5 o mayor), prescritas por un óptico-optometrista y deben siempre ser utilizadas siguiendo al pie de la letra las instrucciones para su uso adecuado. Lo mejor es acudir a un establecimiento sanitario de óptica y que el óptico-optometrista, como profesional encargado de la atención primaria de la Salud Visual, sea el que aconseje y prescriba a cada paciente la mejor solución para ver el eclipse si correr ningún riesgo”.
Según Martínez Moral, “no debemos usar nunca procedimientos caseros. Utilice gafas especialmente homologadas o un filtro especial; evite el uso de sistemas ópticos de aumento y preste especial atención a los niños durante el eclipse; sus ojos son más sensibles que los de los adultos, y si se le nubla la vista o comienza a tener molestias oculares tras observar el eclipse acuda a urgencias oftalmológicas lo más rápidamente posible”, explicó. Además de los niños, la revista British Medical Journal destaca que las personas con problemas oculares y quienes hayan consumido alcohol o drogas corren un alto riesgo por la
dilatación de las pupilas y la pérdida de control.
El Sol también puede ser observado sin peligro viendo su imagen proyectada sobre algún tipo de pantalla situada a la sombra. Por ejemplo, la imagen conseguida sobre una pared o un techo con un espejito plano cubierto enteramente con un papel al que se ha recortado un agujero de menos de 1 cm de diámetro. No hay que observar nunca la imagen del Sol en el espejo, hay que mirar solamente la imagen proyectada.

Esquía con protección
Hasta un 5% de los esquiadores pueden llegar a sufrir queratitis ocular durante una jornada deportiva
La nieve caída en estas fechas invernales hace prever una buena temporada para los aficionados a los deportes de invierno. Resulta altamente saludable hacer deporte en la nieve siempre que tomemos unas precauciones mínimas, ya que la nieve refleja aproximadamente un 80% de la luz solar, mientras que la arena lo hace entre un 10% y un 25%, y el agua un 20%. A este importante efecto reflectante se suma la altitud, ya que por cada 1.000 metros de ascenso la proporción de radiación ultravioleta aumenta un 10%. En consecuencia, cuando vamos a esquiar nuestros ojos están muy expuestos a la radiación ultravioleta e infrarroja del sol y a sus posibles efectos secundarios, como la queratitis actínica, que puede transformarse en un tipo de cáncer de piel, y que a nivel ocular son muy frecuentes en esquiadores, hasta en un 5 por ciento de los que lo practican, que olvidan sus gafas protectoras o de aquellos que las utilizan de baja calidad; es decir, sin que cuenten con los debidos filtros de protección solar. La queratitis se define como una inflamación de la córnea que puede ser ocasionada por numerosos agentes físicos y orgánicos, fundamentalmente la exposición a la radiación ultravioleta en la práctica del esquí o del montañismo, el uso de lámparas de rayos UVA o soldaduras eléctricas sin protección durante un corto período de tiempo.
En la queratitis solar, los síntomas suelen ser bilaterales y no aparecen inmediatamente tras la exposición a la luz, sino entre las seis y las doce horas después de la misma. Sus síntomas característicos son dolor, ojo rojo, lagrimeo y dificultad para abrir los ojos por intolerancia a la luz. De padecer estos síntomas hay que acudir lo antes posible a un servicio de urgencias para que se inicie cuanto antes su tratamiento.
Prevención
Según Juan Carlos Martínez Moral, presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO), "el uso de unas gafas de protección solar adecuadas es básico para preservar la salud visual en la nieve. Es importante remarcar que estas gafas protectoras para la montaña deben ser esencialmente orgánicas, pues las de polímeros de baja calidad (plástico) pueden incluso dejar pasar la radiación UV a pesar de parecer muy oscuras. Este tipo de gafas baratas con el tiempo pueden deformarse y causar aberraciones ópticas, molestias oculares, dolores de cabeza y queratitis. Las gafas de protección solar no homologadas son más económicas, se venden en lugares no especializados y no protegen adecuadamente de la radiación solar, por lo que son un grave peligro para la salud ocular y visual de los aficionados a deportes de invierno. En la práctica del esquí por ejemplo es recomendable el uso de filtros polarizados que minimizan el deslumbramiento, ya que eliminan los reflejos de ciertos ángulos de superficies como la nieve", explicó.